miércoles, 24 de noviembre de 2010


Te dejo una lágrima hundiendose en la espuma del cafe, cortado con el más filoso silencio.

Te dejo un gusto amargo en las tostadas, quemadas de pensar.

Te dejo un desayuno incómodo, casi eterno, a cara de perro y con gusto a soledad.

No creo que me siente con vos, mejor te miro desde lejos en un esfuerzo de no llorar.

Tal vez me haga la que leo así ni siquiera te miro.

Después llevate tus cosas... me va a quedar un espacio vacío, no en la casa, en el corazón digo, en la ilusión de "jugar a la casita"...

Ya empezaré a jugar a otro juego.

1 comentario:

  1. Uff, el vacío de la casa sola, el colchón sin amor, el desayuno solitario, cena para uno...
    Bienvenida Soledad...

    Qué díficil a veces no?

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